sábado, 10 de agosto de 2013

DEDICATORIA ESPECIAL.‏

 Algimiro Añez <algimiro2107@gmail.com>
Los enchufaos del tenebroso pasado del puntofijismo adeco-copeyano y otras jaurías que destrozó Venezuela desde 1958 a 1998, nacieron torcidos y corrompidos pero reinaron a sus anchas en esta tierra de gracia, basados en que los demás fuimos víctimas de un sistema político denigrante, excluyente y opresor, el cual vendieron al mundo como democracia representativa.
Dicho régimen puntofijista se mantuvo en el poder por décadas a partir de la imposición de premisas propias de las democracias liberales, generadas y heredadas de las pretensiones hegemónicas que se encargaron de sembrar injusticias, desigualdades, discriminación y marginalidad. en nuestra sociedad.
La desigualdades social es la condición por la cual las personas tienen un acceso desigual a los recursos de todo tipo, a los servicios y a las posiciones que valora la sociedad. La desigualdad es el trato desigual o diferente que indica diferencia o discriminación de un individuo hacia otro debido a su posición social, económica, religiosa, a su sexo, raza, color de piel, entre otros aspectos.
Con la llegada de la revolución bolivariana y chavista en 1999, se definen cambios estructurales en nuestro ordenamiento jurídico, el cual trae repercusiones positivas en nuestra sociedad, partiendo del establecimiento de una sociedad democrática, participativa y protagónica, en un Estado de justicia, federal y descentralizado
De hecho la desigualdad social crea antagonismo y lucha entre las clases sociales, partiendo de que las minorías que detentan el poder y sus enchufaos de turno, se creen con derecho a oprimir a las grandes masas que son empujadas hacia la marginalidad y al desespero.
Concluyendo, podemos afirmar que por ejemplo a LA GENTE DEL PETRÓLEO y otras minorías de enchufaos del tenebroso pasado adeco-copeyano, que usufructuaron en forma egoísta las inmensas riquezas petroleras de todos los venezolanos (nas), les da pisquiña, no toleran a la Constitución de 1999 y las leyes del Poder Popular, porque garantiza igualdad, libertad, justicia social, el respeto a los Derechos Humanos, el respeto a los pueblos y comunidades indígenas, los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales etc, etc.
A esta gentucha del montón, acostumbrada a los privilegios que les proporcionó el enchufe con personeros de la baja politiquería, les duele, sufren porque un “hombre superior”como el Comandante Eterno y Supremo como HUGO RAFAEL CHÁVEZ FRÍAS, se propusiera a romper con las desigualdades sociales en Venezuela, que concibiera la salud, vivienda, alimentos, trabajo, deporte, educación y la cultura como derechos constitucionales inalienables, indivisibles e interdependientes.
A estos trasnochados y lacayos del imperio yanqui, que sueñan con entregar la soberanía política y económica, les da pisquiña, les duele en el alma, la creación y el disfrute del pueblo de las distintas Misiones Sociales, en especial que millones de hombres y mujeres, hayan atendido el llamado de Hugo Chávez a incorporarse a las Misiones Robinson, Ribas y Sucre, para integrarse a los procesos socio productivos de la patria.
A los que nos graduamos de ABOGADOS SOCIALISTAS, después de cursar 5 años académicos, y aprobar 60 materias, en la UBV – Misión Sucre, nos califican despectivamente como “abogados express”
Habrá que recordar que en los tiempos del puntofijismo, mas de una de las amantes de los presidentes corruptos y asesinos, les acreditaron y les certificaron Títulos Universitarios, sin ni siquiera haber pisado nunca una universidad, otro caso reciente que estamos obligados a traer a colación, es el descaro y la inmoralidad de las autoridades académicas de URBE DE MARACAIBO, que tuvo las cachazas de graduar de ABOGADA SUMMMA CUM LAUDE, A LA ESPOSA DEL PRÓFUGO MANUEL ROSALES, NOS REFERIMOS A EVELIN TREJO DE ROSALES, quien por cierto nunca visito siquiera una aula de clases en la referida universidad, URBE DE MARACAIBO.
Este artículo es dedicado especialmente al ingeniero de gente del petróleo, Miguel Colina Vargas.

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