Ciro García, quien lleva las riendas de este proyecto comunal, detalló que elaboran un promedio de 1.600 bloques por día.
Las botellas plásticas que durante muchos años había sido un problema de contaminación para los habitantes de la costa occidental, estos decidieron darle utilidad y minimizar el impacto ambiental que les generaba la basura que llegaba a la playa a través del Lago, y hace 15 días pusieron en marcha esta ecobloquera. “Un bloque está compuesto por un 30% de plástico, 30 % de arena y 40% de cemento, como resultado hemos tenido un producto resistente y mucho más liviano que los convencionales”, dijo García.
Los envases plásticos se obtienen por vía de donaciones y otros se los compran a la gente en la comunidad. “Los niños hacen competencia para ver quiénes recolectan más botellas y venderlas a la empresa comunal.
La comunidad entusiasmada ayuda en la construcción de las casas y para esto reciben capacitación para sustituir los ranchos que se levantaron hace más de 60 años.
María Andrade, representante del consejo comunal, acotó que están recibiendo capacitación del Inces, sobre administración de recursos, planimetrí, encabillamiento, ambiente y otros aspectos necesarios para llevar a cabo el proyecto de desarrollo social en la comunidad.
“Aquí nadie se queda de brazos cruzados a esperar que nos resuelvan. Todos trabajamos en los proyectos. Hasta las mujeres cargamos sacos de cemento para nuestras casas”, manifestó la vocera comunal.
Agregó que las 29 viviendas son parte de una primera fase, pero el plan es eliminar la ranchería y entregarle casas de bloque a todas las familias. El objetivo es formar en esta zona una empresa ecoturística y rescatar este pulmón vegetal que nos regaló la naturaleza para compartirlo con el resto de los habitantes de la ciudad y para eso tenemos que ofrecer una mejor cara, por eso luchamos por nuestras casas”.
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