lunes, 13 de enero de 2014

Artículo sobre el Bicentenario de Don Juanito Mora.‏

En su año Bicentenario, Don Juanito Mora: Héroe continental

Javier Gómez González*


En las luchas de los pueblos de nuestra América se han quedado grabados nombres de hombres y mujeres inmortales que han logrado para nosotros, las generaciones posteriores, la libertad, la soberanía y la independencia que ahora nos toca defender.

Para los venezolanos es motivo de orgullo, que la misma tierra que nos vio nacer, haya parido hombres y mujeres de la estatura del Padre de Nuestra América El Libertador Simón Bolívar; Francisco de Miranda, héroe de tres revoluciones; Antonio José de Sucre, el Gran Mariscal de Ayacucho;  José Antonio Páez; Rafael Urdaneta; Ana María Campos; Simón Rodríguez; Andrés Bello; José Félix Rivas; entre muchos otros.

Pero en un pequeño recinto de Centro América –parafraseando a un diplomático neogranadino- nació el 8 de febrero de 1814, un costarricense, un latinoamericano ejemplar, un Héroe Continental: Don Juan Rafael Mora Porras. (Cabal Antillón: 2011)

Don Juanito”, como le nombra su Pueblo, fue Presidente de Costa Rica durante el mayor período expansionista estadounidense, a mitad del siglo XIX, cuando los esclavistas del sur y algunos potentados del norte, bajo los principios doctrinarios del “Destino Manifiesto” pretendieron anexarse a Centroamérica para acrecentar la hegemonía política de la ambiciosa nueva potencia mundial: Los Estados Unidos de Norteamérica.

Los filibusteros, al mando del norteamericano William Walker  lograron invadir y controlar militar y políticamente a Nicaragua. Ya Don Juanito presentía el peligro y no dudo en organizar un ejército miliciano nacional y convocar alrededor de él al Pueblo de Costa Rica, al decir en su primera proclama: “¡Alerta pues costarricenses! No interrumpáis vuestras nobles faenas, pero preparad vuestras armas. Yo velo por vosotros, bien convencido de que en el instante del peligro, apenas retumbe el primer cañonazo de alarma, todos, todos os reuniréis en torno mío bajo nuestro libre pabellón nacional.” (Mora Porras, Juan Rafael. Primera Proclama, 1 de marzo de 1856. Boletín Oficial.)

Pronto, los hechos posteriores le dieron la razón y un ejército de hombres y mujeres, la mayoría gente sencilla, campesinos y labriegos, acostumbrados al trabajo del campo, pero con un amor inconmensurable por su Patria, derrotaron sucesivamente al invasor yanqui, en la batalla de Santa Rosa (20 de marzo de 1856), en el puerto lacustre de La Virgen (7 de abril),  en Sardinal (10 de abril), en Rivas (11 de abril de 1856) y en la brillante “campaña del Tránsito” en el río San Juan (diciembre de 1856 a febrero de 1857).

Los centroamericanos tuvieron que superar el predominio numérico, la mayor experiencia, equipamiento y recursos económicos del opresor y la peste del cólera que por ese tiempo atacaba las insalubres ciudades arrasadas por la avaricia de los tiranos del norte.

Derrotado el facineroso, acabada la guerra, Don Juanito llamó a sus hombres a seguir en sus labores de hacer producir una tierra exuberante, fértil, bendecida por Dios, pero también a estar pendiente de si de nuevo “esa pestífera canalla” intentare mancillar la Patria costarricense, “…la tosca herramienta en arma trocar”. (Cabal Antillón: 2011)

Don Juanito, siguiendo el ejemplo de Bolívar, ofreció a Costa Rica para realizar un acto similar al “congreso anfitriónico de Panamá”, tal y como lo señala el Ilustre Historiador Armando Vargas Araya, “…tomó la osada decisión diplomática de reunir en Costa Rica un Gran Congreso Iberoamericano, «realizado ya una vez por el pensamiento del ilustre Libertador de las Américas». La iniciativa era continuación del Congreso Anfictiónico de Panamá. La convocatoria explicaba que las primeras escenas de la agresión filibustera habían comenzado a bosquejarse en la anexión de Tejas, en la invasión de México y en la ocupación de California. La presencia en el istmo de tropas procedentes de Estados Unidos, despertaba «el más noble entusiasmo en defensa de la independencia y libertad de todas las naciones que pueblan el continente Hispanoamericano»”. (Vargas Araya: 2010)

Don Juanito fue derrocado por la oligarquía de aquel entonces. Expulsado de su país, fue víctima de un engaño y al volver, fue fusilado en un crimen de Estado terrible, el 30 de septiembre de 1860. La Asamblea Legislativa de Costa Rica, a los 150 años de su muerte, lo declaró Libertador y Héroe Nacional.

El “Destino Manifiesto” no respetaba fronteras ni nacionalidades, ya lo había demostrado en México y en Nicaragua, sólo lo detuvo la férrea voluntad de un Pueblo que siguió a su gran Presidente. Entonces surge la pregunta para todos los suramericanos: ¿Qué hubiera pasado con nuestros Pueblos si no se hubiese detenido al Imperio Filibustero justo al iniciar su camino de conquista del Sur? En la respuesta a esta interrogante se encuentra la grandeza e importancia de Don Juanito Mora, un Héroe Continental.
                              
Como dijo Neruda en su canto a Bolívar, el Libertador “…despierto (a) cada 100 años cuando despierta el Pueblo” con el también despiertan los héroes de toda nuestra América que en el caso de Juanito Mora nos llama a la solidaridad y a la unión pues como él lo señaló en su momento: “Al pelear por la salvación de nuestros hermanos (los nicaragüenses) combatiremos también (…) por nuestra patria idolatrada y la independencia de Hispanoamérica.” (Mora Porras, Juan Rafael. Primera Proclama, 1 de marzo de 1856. Boletín Oficial.)



* Abogado. Presidente del Fondo de Desarrollo Económico y Social     del Estado Zulia. (FONDESEZ)

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