En su año Bicentenario, Don Juanito Mora:
Héroe continental
Javier Gómez González*
En las luchas de los pueblos de nuestra
América se han quedado grabados nombres de hombres y mujeres inmortales que han
logrado para nosotros, las generaciones posteriores, la libertad, la soberanía
y la independencia que ahora nos toca defender.
Para los venezolanos es motivo de orgullo, que
la misma tierra que nos vio nacer, haya parido hombres y mujeres de la estatura
del Padre de Nuestra América El Libertador Simón Bolívar; Francisco de Miranda,
héroe de tres revoluciones; Antonio José de Sucre, el Gran Mariscal de
Ayacucho; José Antonio Páez; Rafael
Urdaneta; Ana María Campos; Simón Rodríguez; Andrés Bello; José Félix Rivas; entre
muchos otros.
Pero en un pequeño recinto de Centro América
–parafraseando a un diplomático neogranadino- nació el 8 de febrero de 1814, un
costarricense, un latinoamericano ejemplar, un Héroe Continental: Don Juan
Rafael Mora Porras. (Cabal Antillón: 2011)
“Don Juanito”, como le nombra su Pueblo, fue Presidente
de Costa Rica durante el mayor período expansionista estadounidense, a mitad
del siglo XIX, cuando los esclavistas del sur y algunos potentados del norte,
bajo los principios doctrinarios del “Destino Manifiesto” pretendieron anexarse
a Centroamérica para acrecentar la hegemonía política de la ambiciosa nueva
potencia mundial: Los Estados Unidos de Norteamérica.
Los filibusteros, al mando del norteamericano
William Walker lograron invadir y
controlar militar y políticamente a Nicaragua. Ya Don Juanito presentía el
peligro y no dudo en organizar un ejército miliciano nacional y convocar
alrededor de él al Pueblo de Costa Rica, al decir en su primera proclama:
“¡Alerta pues costarricenses! No interrumpáis vuestras nobles faenas, pero preparad
vuestras armas. Yo velo por vosotros, bien convencido de que en el instante del
peligro, apenas retumbe el primer cañonazo de alarma, todos, todos os reuniréis
en torno mío bajo nuestro libre pabellón nacional.” (Mora Porras, Juan Rafael.
Primera Proclama, 1 de marzo de 1856. Boletín Oficial.)
Pronto, los hechos posteriores le dieron la
razón y un ejército de hombres y mujeres, la mayoría gente sencilla, campesinos
y labriegos, acostumbrados al trabajo del campo, pero con un amor
inconmensurable por su Patria, derrotaron sucesivamente al invasor yanqui, en
la batalla de Santa Rosa (20 de marzo de 1856), en el puerto lacustre de La
Virgen (7 de abril), en Sardinal (10 de
abril), en Rivas (11 de abril de 1856) y en la brillante “campaña del Tránsito”
en el río San Juan (diciembre de 1856 a febrero de 1857).
Los centroamericanos tuvieron que superar el
predominio numérico, la mayor experiencia, equipamiento y recursos económicos
del opresor y la peste del cólera que por ese tiempo atacaba las insalubres
ciudades arrasadas por la avaricia de los tiranos del norte.
Derrotado el facineroso, acabada la guerra,
Don Juanito llamó a sus hombres a seguir en sus labores de hacer producir una
tierra exuberante, fértil, bendecida por Dios, pero también a estar pendiente
de si de nuevo “esa pestífera canalla” intentare mancillar la Patria
costarricense, “…la tosca herramienta en arma trocar”. (Cabal Antillón: 2011)
Don Juanito, siguiendo el ejemplo de Bolívar,
ofreció a Costa Rica para realizar un acto similar al “congreso anfitriónico de
Panamá”, tal y como lo señala el Ilustre Historiador Armando Vargas Araya,
“…tomó la osada decisión diplomática de reunir en Costa Rica un Gran Congreso
Iberoamericano, «realizado ya una vez por el pensamiento del ilustre Libertador
de las Américas». La iniciativa era continuación del Congreso Anfictiónico de
Panamá. La convocatoria explicaba que las primeras escenas de la agresión
filibustera habían comenzado a bosquejarse en la anexión de Tejas, en la
invasión de México y en la ocupación de California. La presencia en el istmo de
tropas procedentes de Estados Unidos, despertaba «el más noble entusiasmo en
defensa de la independencia y libertad de todas las naciones que pueblan el
continente Hispanoamericano»”. (Vargas Araya: 2010)
Don Juanito fue derrocado por la oligarquía de
aquel entonces. Expulsado de su país, fue víctima de un engaño y al volver, fue
fusilado en un crimen de Estado terrible, el 30 de septiembre de 1860. La
Asamblea Legislativa de Costa Rica, a los 150 años de su muerte, lo declaró
Libertador y Héroe Nacional.
El “Destino Manifiesto” no respetaba fronteras
ni nacionalidades, ya lo había demostrado en México y en Nicaragua, sólo lo
detuvo la férrea voluntad de un Pueblo que siguió a su gran Presidente. Entonces
surge la pregunta para todos los suramericanos: ¿Qué hubiera pasado con
nuestros Pueblos si no se hubiese detenido al Imperio Filibustero justo al
iniciar su camino de conquista del Sur? En la respuesta a esta interrogante se
encuentra la grandeza e importancia de Don Juanito Mora, un Héroe Continental.
Como dijo Neruda en su canto a Bolívar, el
Libertador “…despierto (a) cada 100 años cuando despierta el Pueblo” con el
también despiertan los héroes de toda nuestra América que en el caso de Juanito
Mora nos llama a la solidaridad y a la unión pues como él lo señaló en su
momento: “Al pelear por la salvación de
nuestros hermanos (los nicaragüenses) combatiremos también (…) por nuestra
patria idolatrada y la independencia de Hispanoamérica.” (Mora Porras, Juan
Rafael. Primera Proclama, 1 de marzo de 1856. Boletín Oficial.)
* Abogado. Presidente del Fondo de Desarrollo
Económico y Social del Estado Zulia.
(FONDESEZ)
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