domingo, 25 de mayo de 2014

Haití: acondicionan pabellón para mujeres en la cárcel civil de Los Cayos

"Efectivamente, hay pocas detenidas. Sin embargo, era una prioridad construir un pabellón para las mujeres, las cuales, a causa de sus necesidades específicas, deben recibir una protección especial. Las condiciones de encarcelamiento deben permitirles preservar su intimidad", explicó la jefa de la delegación del CICR en Haití, Agathe Stricker.

Ginebra/Puerto Príncipe (CICR) – En colaboración con la Dirección de la Administración Penitenciaria de Haití, el CICR ha terminado la construcción de un pabellón para las mujeres en la cárcel civil de Los Cayos, en el departamento del Sur. Este penitenciario, donde hay más de 600 detenidos, de los cuales treinta mujeres, es uno de los lugares de detención del país más afectados por el hacinamiento.


«Era vital poner remedio a la promiscuidad y a la falta de intimidad que padecían las mujeres en las antiguas celdas. Es un paso importante y un ejemplo que han de seguir las autoridades de Haití en la puesta en práctica de la política de clasificación de los detenidos", explicó por su parte la directora de la Administración Penitenciaria, Marjorie Saint-Jean.

El nuevo pabellón consta de dos celdas que podrá acoger unas 30 mujeres. Se ha optimizado la superficie para dormir mediante la instalación de camarotes metálicos. Se reparó también un módulo sanitario, el cual fue instalado en el patio, junto con un lavadero. Este reacondicionamiento facilita, por lo demás, la salida al aire libre de las detenidas. Mediante las obras hidráulicas, los detenidos tendrán más de 30.000 litros de agua, de los cuales unos 11.000 para las mujeres. El CICR también se ocupó de instalar la electricidad en las celdas del pabellón de mujeres e hizo lo necesario para mejorar la ventilación.

"El acondicionamiento hubiera sido imposible sin la estrecha cooperación de la Dirección de la Administración Penitenciaria y su Subdirección Logística, las cuales contribuyeron activamente en la supervisión y realización de las obras. Es un buen modelo de cooperación que cabría seguir en el futuro en todos los proyectos que el CICR emprenda con otros entes u organismos en el ámbito de la detención", dijo el coordinador del programa de agua y hábitat del CICR en Haití, Ugo Mora.

Gran parte de la actividad del CICR en Haití, donde está presente desde 1994, se relaciona con las personas detenidas. Desde comienzos del año, los delegados del CICR han visitado a más de 7.600 personas en diez cárceles y comisarías de Haití. Seguirá apoyando a la Dirección de la Administración Penitenciaria y poniendo a contribución sus conocimientos especializados en los ámbitos del agua, la higiene, el saneamiento, la salud y el respeto de las garantías judiciales.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Por más de 100 años la Isla de Providencia albergó a miles de leprosos del país: Hoy quedan 14 pacientes sanados por Convit


FOTO COLLAGE 400x277 Por más de 100 años la Isla de Providencia albergó a miles de leprosos del país: Hoy quedan 14 pacientes sanados por Convit
Arriba: Pacientes con lepra del hospital en la Isla de Providencia. Abajo: Pacientes curados en el hospital Cecilia Pimentel.
Tres kilómetros de largo y dos de ancho albergaron por más de un siglo a miles de enfermos con la enfermedad de Hansen, conocida como lepra, discriminados, marginados y excluidos por la sociedad. Se trata de la Isla de Providencia, uno de los dos leprocomios que existieron en el país, ubicado en el Lago de Maracaibo, a dos kilómetros en lancha de Maracaibo, estado Zulia.
Historiadores afirman que el primer enfermo de lepra que se conoció en la entidad se llamó Domingo de la Vega, quien arribó a la ciudad tras una ola de inmigración en 1801, iniciando así la propagación de la bacteria.
Según información recopilada sobre los archivos oficiales de Providencia, para el año 1820 fue recluida toda una familia afectada por la enfermedad y llevada fuera de la ciudad para evitar el contagio de otras personas.
El 5 de septiembre de 1828, el Libertador Simón Bolívar oficializó mediante un Decreto la constitución de un hospital para leprosos, o lazareto, en el lugar inicialmente llamado Isla de Burro, después Isla de Mártires y finalmente Isla de Providencia.
En 1839 el Hospital de Lázaros contaba con nueve enfermos, y por Decreto del Gobernador de Providencia se inició la ampliación del mismo para permitir la reclusión de nuevos pacientes. Para el año 1843 el sitio contaba con salones para hombres y mujeres, comedor despensa, ropería y habitaciones con cocina.
10 años más tarde el número de leprosos había aumentado de nueve a 36, sin embargo, en el año 1880 la falta de medicinas, comida, recursos para el aseo y ropa, generó un desmejoramiento de la disciplina de los pacientes, quienes desesperados intentaban escapar de Providencia, incluso nadando.
DSCF94791 400x300 Por más de 100 años la Isla de Providencia albergó a miles de leprosos del país: Hoy quedan 14 pacientes sanados por Convit
Reinaldo Ocando, administrador del Hospital Cecilia Pimentel. Foto: Deivis Oviedo
Reinaldo Ocando llegó junto a otras 15 personas al lazareto en 1984, un año antes de su evacuación total. “Cuando llegué la isla tenía cementerio, biblioteca, iglesia, lugares para la diversión de los pacientes, casas, había de todo en cuanto a infraestructura, pero faltaban servicios”, relató Ocando, quien detalló que la electricidad era deficiente, las plantas generadoras de luz no servían y el agua potable estaba escasa.
Los enfermos realizaban laborterapias, que consistían en el tratamiento de su condición mediante el trabajo. Ocando explicó que a los pacientes se les entregaba la comida cruda y ellos se encargaban de cocinarla en sus hogares. “Cada quien tenía su casa, iban al depósito a buscar los alimentos que ellos mismos preparaban. De esa manera ellos se sentían útiles y se mantenían ocupados”, señaló.
Pisando tierra firme
El 22 de agosto de 1985, tras el logro del científico venezolano Jacinto Convit en su incansable cruzada contra la lepra, fueron trasladados a tierra firme todos los habitantes de Providencia. Esto como parte de su lucha ante el rechazo constante de la sociedad a quienes llevaban en su organismo la bacteria que dos años después fue derrotada por el hallazgo más brillante en los 100 años de vida de Convit:  la vacuna que permitiría la cura y prevención de la enfermedad.
La leprosería de Cabo Blanco, en Maiquetía, estado Vargas, también fue cerrada y a su vez fueron abiertos centros de servicios antileprosos, lo que convirtió a Venezuela en el primer país del mundo en lograr la hazaña.
“Nos trasladaron a todos, al personal administrativo, médico, de servicio y a los pacientes a Palito Blanco, en total éramos como 180 personas”, explicó Ocando y a su vez describió al Hospital Dermatovenerológico Cecilia Pimentel, en el sector Palito Blanco, municipio Jesús Enrique Lossada, como un “hotel cinco estrellas”.
DSCF9499 400x300 Por más de 100 años la Isla de Providencia albergó a miles de leprosos del país: Hoy quedan 14 pacientes sanados por Convit
Johanna Luzardo, directora del Hospital Cecilia Pimentel.
El nuevo centro de salud tenía una capacidad para 200 camas, todas las comodidades y servicios, y aunque algunos al principio rechazaron el cambio, luego aprendieron a valorar las comodidades.
Al Cecilia Pimentel llegaron 87 pacientes, siendo estos los únicos, pues no se han registrado nuevos ingresos. En la actualidad solo quedan 14: 11 hombres y tres mujeres.
El paciente con mayor edad tiene 85 años, mientras que el más joven ya cumplió 54, explicó la directora del centro asistencial, Johanna Luzardo.
Luzardo aseguró que ninguna de las personas que fueron trasladadas desde la Isla de Providencia es infecciosa. “Están dados de alta, solo que están aquí porque  no tienen a ningún familiar con quien irse. Ellos viven cómodos aquí, esta es su casa y esa fue la promesa que se les hizo al traerlos”, reafirmó.
“Hubo pacientes que no quisieron venirse y fueron reclamados por sus familiares, otros fueron olvidados, pero aquí los adoptamos y convivimos como una familia”, agregó el administrador del hospital, quien además señaló que 12 de ellos recibieron empleo.
Tal es el caso de Pedro Laya, de 79 años, quien fue jubilado luego de trabajar durante dos décadas en la Gobernación de la entidad. Oriundo de San Fernando de Apure, estado Apure, Laya adquirió la bacteria de la lepra cuando tenía 14 años.
A partir de ese momento fue rechazado incluso por sus familiares, lo que lo llevó a pasar dos años escondido entre los matorrales para evitar ser llevado a un leprocomio.
DSCF95201 400x300 Por más de 100 años la Isla de Providencia albergó a miles de leprosos del país: Hoy quedan 14 pacientes sanados por Convit
Pedro Laya, paciente del hospital Cecilia Pimentel.
“En ese tiempo se decía que a los leprosos había que montarlos en una balsa para que el mar se los tragara. Yo tenía mucho miedo, pero llegó un momento en el que no aguantaba y le dije a mi hermano que me llevara a Sanidad”, contó Pedro, haciendo gestos con sus manos deformes que demuestran las secuelas de la enfermedad.
De Sanidad lo remitieron al Hospital Vargas, en Caracas, donde conoció a Jacinto Convit. “Eso fue en 1983, Convit me puso un lote de vacunas en la espalda y en todos lados, me dio una caja de comida y los pasajes de avión para irme a Maracaibo”, relató Laya.
El hombre, de 27 años en ese entonces, viajó hasta Maracaibo en autobús, tras rechazar la generosidad del científico a causa del miedo. De allí fue llevado a Providencia y posteriormente al Hospital Cecilia Pimentel.
“Llegué ‘acongoja’o’ a la isla, no conocía nada ni a nadie. Al llegar, a uno lo metían en un pabelloncito para locos y a mí me rechazaron porque decían que iba sano, no parecía que tenía lepra”, narró Pedro, quien hoy vive con su esposa, Francisca González, una mujer sana de quien se enamoró mientras trabajaba para ganar un bolívar diario.
“Yo me casé de verdad”
Enfermeras, milicianos, personal administrativo, pero sobre todo quienes hoy curados compartieron la etapa más difícil de sus vidas, lloran, velan y entierran a cada miembro que muere en la  familia que se ha conformado desde hace 28 años en el Cecilia Pimentel.
DSCF9544 376x300 Por más de 100 años la Isla de Providencia albergó a miles de leprosos del país: Hoy quedan 14 pacientes sanados por Convit
Juanita Pérez, paciente del Hospital Cecilia Pimentel.
Hace un mes ocurrió el deceso de Jairo Portillo, esposo de Juanita Yépez, una mujer de estatura pequeña pero con un carácter enérgico, quien llegó al hospital Cecilia Pimentel trasladada del Centro Dermatológico Sanitario Dr. Martín Vegas, en Catia La Mar, estado Vargas.
“Me diagnosticaron con lepra cuando salí del colegio, yo estudiaba en la Casa Hogar de Niñas Ciegas en El Junquito y fui paciente del doctor Convit hasta que salí negativa en los exámenes”, relató emocionada Juanita, como es conocida por todos en el hospital.
A los 39 años y en el Martín Vegas conoció a quien fue su esposo por 28 años: “Yo me casé de verdad, no fue de mentirita como dicen por ahí, y a los dos nos trajeron al Zulia para que viviéramos juntos aquí también. A él yo le hacía de todo, limpiaba, hacía la comida, era una esposa ejemplar”, enfatizó la mujer de cabello largo trenzado.
“A veces muero y vuelvo a vivir”
Paulo Hernández nació en Cumaná, estado Sucre. No sabe qué edad tiene, aunque calcula que hace poco cumplió “setenta y pico”, a los 28 fue diagnosticado con la enfermedad de Hansen y lleva 28 años viviendo en el hospital.
Sentado sobre una silla de ruedas que utiliza para movilizarse de un lado a otro desde que fueron amputadas sus piernas, Paulo recuerda que fue trasladado en ambulancia a Palito Blanco.
DSCF9535 400x300 Por más de 100 años la Isla de Providencia albergó a miles de leprosos del país: Hoy quedan 14 pacientes sanados por Convit
Paulo Hernández, paciente del Hospital Cecilia Pimentel.
“Yo tenía piernas cuando me trajeron, pero me costaba caminar, por eso me trajeron en ambulancia, sentado. A veces me muero y vuelvo a vivir, porque a pesar de todo yo quiero vivir y estoy curado (…) después de todo lo que pasé no creo que viva algo peor”, reflexionó Hernández.
¿Qué pasará con el hospital cuando el último de los pacientes muera?, es una pregunta incómoda y difícil de responder para quienes allí hacen vida, pues no imaginan el futuro del lugar que ha albergado por casi tres décadas a quienes alguna vez fueron marginados.
Margarita Fernández tiene 20 años trabajando como enfermera en el Cecilia Pimentel. Ha lidiado con los pacientes y compartido fechas importantes, algunas tristes y otras felices, según ella misma explicó.
“Me ha ido muy bien aquí.  Hemos pasado Navidad y año nuevo juntos, nos reunimos, hacemos comida y cantamos. También pasamos necesidades, no hay ropa ni ambulancia, pero debemos superar las dificultades”, expresó Fernández, quien vive en Maracaibo.
Los directivos del centro asistencial han presentado propuestas a las autoridades regionales en materia de infraestructura y salud para la ejecución de un proyecto de reacondicionamiento del lugar para su posterior transformación en un hospital general.
“Desde hace varios años acá se ofrecen consultas a la comunidad, también tenemos un servicio de emergencia, pero queremos que este hospital sea referencia en el municipio y la entidad”, señaló Johanna Luzardo, su directora.
Durante el día más de 80 personas de los sectores aledaños son examinados por médicos en el área de psiquiatría, ginecología, dermatología, consulta prenatal y planificación familiar; por la noche, los 14 pacientes descansan en sus habitaciones y reflexionan sobre la oportunidad que les brinda la vida a diario de agradecer a su ángel, el doctor Jacinto Convit, por crear su antídoto bendito.
Datos Isla de providencia Por más de 100 años la Isla de Providencia albergó a miles de leprosos del país: Hoy quedan 14 pacientes sanados por Convit
Cronología de la Isla de Providencia. (Hacer click para agradar). Inforgrafía: Juan Camacaro
IMG 20140514 151908 Por más de 100 años la Isla de Providencia albergó a miles de leprosos del país: Hoy quedan 14 pacientes sanados por Convit
Enfermeras de guardia en el hospital de Providencia. Foto: Cortesía Archivos de la Isla de Providencia
IMG 20140514 152008 Por más de 100 años la Isla de Providencia albergó a miles de leprosos del país: Hoy quedan 14 pacientes sanados por Convit
Pacientes de la Isla de Providencia siendo trasladados a Maracaibo. Cortesía Archivos de la Isla de Providencia
IMG 20140514 151949 Por más de 100 años la Isla de Providencia albergó a miles de leprosos del país: Hoy quedan 14 pacientes sanados por Convit
Billetes utilizados en la Isla de Providencia. Cortesía Archivos de la Isla de Providencia
DSC00021 640x480 Por más de 100 años la Isla de Providencia albergó a miles de leprosos del país: Hoy quedan 14 pacientes sanados por Convit
Hospital Dermatovenerológico Cecilia Pimentel en 1984.
DSC00035 640x480 Por más de 100 años la Isla de Providencia albergó a miles de leprosos del país: Hoy quedan 14 pacientes sanados por Convit
Providencia tras el desalojo en 1985. Foto: Cortesía Archivos Isla de Providencia
DSCF95091 Por más de 100 años la Isla de Providencia albergó a miles de leprosos del país: Hoy quedan 14 pacientes sanados por Convit
Plaza ubicada en el Hospital Cecilia Pimentel
DSCF9528 Por más de 100 años la Isla de Providencia albergó a miles de leprosos del país: Hoy quedan 14 pacientes sanados por Convit
Los pacientes que viven en el Cecilia Pimentel son atendidos las 24 horas del día.
DSCF9501 Por más de 100 años la Isla de Providencia albergó a miles de leprosos del país: Hoy quedan 14 pacientes sanados por Convit
Área de recibo del Hospital Cecilia Pimentel.
DSCF9532 Por más de 100 años la Isla de Providencia albergó a miles de leprosos del país: Hoy quedan 14 pacientes sanados por Convit
Paulo Hernández se traslada en sillas de ruedas, luego de que sus piernas fueran amputada a causa de la lepra.
DSCF9534 Por más de 100 años la Isla de Providencia albergó a miles de leprosos del país: Hoy quedan 14 pacientes sanados por Convit
Douglas Hernández, supervisor general de hospital, atiende al paciente Paulo Fernández.
DSCF9549 Por más de 100 años la Isla de Providencia albergó a miles de leprosos del país: Hoy quedan 14 pacientes sanados por Convit
Juanita vivió junto a su esposo durante casi 30 años en su habitación en el hospital.
DSCF9558 Por más de 100 años la Isla de Providencia albergó a miles de leprosos del país: Hoy quedan 14 pacientes sanados por Convit
Actualmente solo viven en el hospital 14 pacientes, 11 hombres y tres mujeres.
IMG 20140514 145415 Por más de 100 años la Isla de Providencia albergó a miles de leprosos del país: Hoy quedan 14 pacientes sanados por Convit
La mayoría de los pacientes se encuentra en silla de ruedas, como parte de las secuelas de la enfermedad. 
Gysell Cobos
Fotos: Deivis Oviedo

Noticia al Día

sábado, 17 de mayo de 2014

Reflexiones - Cosas que hacer en 1 hora

Reflexiones - Cosas que hacer en 1 hora
Un experto en administración del tiempo pidió una vez a un grupo de seminaristas que pensasen rápidamente en una lista de cosas que pudiesen hacer en una hora. Entre las numerosas respuestas escritas en el pizarrón se encontraron las siguientes:
Pasear al perro.
Cortar el césped.
Tener una amena conversación con mi cónyuge.
Visitar un amigo de edad avanzada o que se encuentre enfermo.
Descifrar un sueño.
Trotar por el parque.
Jugar a la pelota con mi hijo.
Escribir una carta largamente pospuesta.
Pagar las cuentas del mes.
Escuchar un CD completo.
Limpiar la pecera.
Jugar un encuentro de tenis.
El grupo se rió de algunas ideas y quedó serio ante otras. Al final de la sesión de dos minutos, habían hecho una lista de más de cien sugeridas. Cuando ele experto en administración le pidió que señalasen la actividad que tuviese el mayor efecto a largo plazo, el grupo pensó durante un rato. Por inmensa mayoría, eligieron la idea que pudo ser explicada con una sola palabra: ORAR
No es tan importante cuántas horas dio,
sino qué le dio a las horas.
Colosenses 3:23
Y todo lo que hagáis,
hacedlo de corazón,
como para el Señor
y no para los hombres.
refle-horas05

Reflexiones - Cuando somos un milagro

Reflexiones - Cuando somos un milagro
Conducía de vuelta a casa alrededor de las cinco, tras de una reunión, atascado en el tráfico del Bulevar Colorado, cuando el auto comenzó a fallar y se apagó a duras penas pude empujarlo, maldiciendo, a una estación de gasolina, contento solamente de no estar obstruyendo el tráfico y que tendría un lugar más tranquilo para esperar la grúa. Ni siquiera se podía enderezar. Antes de que pudiera hacer la llamada, vi a una mujer saliendo de la tienda de conveniencia que pareció resbalarse sobre el hielo y cayó sobre un dispensador de combustible, por lo que me levanté y fui a ver cómo estaba.
Cuando llegué donde estaba, parecía más bien que había sido más sobrecogida por el llanto que por la caída; era una joven mujer que se veía bastante desaliñada con ojeras alrededor de sus ojos. Dejó caer algo cuando la ayudaba a levantarse y lo recogí para dárselo. Era una moneda de cinco centavos.
En ese momento, todo quedó claro para mí: la mujer llorando, la antiquísima camioneta repleta de cosas con tres muchachos en la parte de atrás (uno en un asiento del auto), y el dispensador de combustible leyendo $4.95. Le pregunté si todo estaba bien y si necesitaba ayuda, a lo que ella seguía diciendo: "No quiero que mis hijos me vean llorando", así que nos paramos al lado opuesto del dispensador a su auto. Ella dijo que conducía hacia California y que las cosas estaban muy duras para ella en ese momento. Así que le pregunté: "¿Y está orando?" Eso la hizo alejarse de mí un poco, pero le aseguré que no era un loco y le dije: "Él la oyó y me envió".
Saqué mi tarjeta de crédito y la pasé por el lector de tarjetas para que pudiese llenar el tanque de su auto, y mientras cargaba el combustible, me dirigí al McDonald's de al lado y compré dos grandes bolsas de comida, algunos certificados de regalo por más, y una gran taza de café.
Ella le dio la comida a los muchachos en el auto, quienes le cayeron como lobos, y nos quedamos parados junto al dispensador comiendo papitas fritas y conversando un poco.
Me dio su nombre y compartió que vivía en Kansas City. Su novio la había abandonado hacía dos meses y no había podido arreglárselas sola. Sabía que no tendría dinero para pagar la renta el 1 de enero por lo que, finalmente, había llamado a sus padres, con quienes no se había comunicado en cinco años. Ellos vivían en California y le dijeron que podía mudarse con ellos y comenzar de nuevo allá. Así que empacó todo lo que poseía en el auto. Le dijo a los muchachos que se iban a California para Navidad, pero no que se mudaban para allá.
Le di mis guantes, un breve abrazo y dije una rápida oración a su favor por seguridad en el viaje. Al dirigirme a mi auto, ella dijo: "Así que, es Ud. un ángel o algo parecido?" Eso, definitivamente, me hizo llorar. Le dije: "Querida, para esta época, los ángeles están muy ocupados, así que a veces, Dios utiliza a gente normal".
Fue tan increíble ser parte del milagro de alguien. Y, por supuesto, como pueden imaginarlo, cuando me subí a mi auto, encendió de una vez y me llevó a casa sin problema alguno.
Lo meteré al taller mañana para revisarlo, pero sospecho que el mecánico no hallará problema alguno con él. Algunas veces los ángeles vuelan tan cerca de uno que podemos escuchar el batir de sus alas...
Escrito por un interno de medicina de Denver Metropolitana
Enviado por Tony Irigoyen
Nunca dejes de creer en Dios y en los milagros que él hace. Sobre todo no menosprecies la oportunidad de ver cuando Dios te convierte en un milagro para otros. Hoy podría ser uno de esos días.
Dios hizo señales y milagros grandes y terribles en Egipto, sobre Faraón y sobre toda su casa, delante de nuestros ojos. Deuteronomio 6:22
De las grandes pruebas que vieron tus ojos, y de las señales y milagros, y de la mano poderosa y el brazo extendido con que el Señor tu Dios te sacó; así hará el Señor tu Dios con todos los pueblos de cuya presencia tú temieres. Deuteronomio 7:19
Prefiero recordar las hazañas del Señor, traer a la memoria sus milagros de antaño.Salmo 77:11
refle-milagro29
En homenaje a todas las madres. Porque su tiempo, dedicación, cariño y abnegación son cualidades que debemos valorar en todos los ámbitos de nuestra sociedad.
Video realizado por Hirukide, Federación de Familias Numerosas de Euskadi, en el que se pone en valor el tiempo y esfuerzo que todas ellas dedican y han dedicado al cuidado de sus hijas e hijos. A través de él se ponderan las cualidades y destrezas que han desarrollado esos años y que en muchas ocasiones no son reconocidas y valoradas en diferentes ámbitos de nuestra sociedad

Reflexiones - Pueden las dificultades de la vida hacerme más fuerte?

refle-dificultad19

Pueden las dificultades de la vida hacerme más fuerte y sabio?
Cuando Aarón tenía siete meses de edad, él dejó de ganar peso. Unos pocos meses después, su cabello comenzó a caerse.
Al principio los médicos, le dijeron a los padres de Aarón que él iba a ser bajito de adulto, pero que por lo demás, era normal. Luego un pediatra diagnosticó el problema como progeria, o rápido envejecimiento.
Justo como predijo el pediatra, Aarón nunca creció más allá de 91 cm de estatura, no tuvo cabello en su cabeza o cuerpo, lucía como un viejito mientras aún era niño, y murió de edad avanzada al principio de su adolescencia.
Su padre era un rabino, sintió un profundo y doloroso sentido de injusticia.
Alrededor de un año y medio después de la muerte de Aarón, el padre llegó a comprender que a ninguno de nosotros se nos promete en algún momento una vida libre de dolor y desengaño. Más bien, lo más que se nos ha prometido es que no tenemos que estar solos en nuestro dolor y que podemos obtener fuerzas y coraje de una fuente externa.
Él llegó a la conclusión de que Dios no causa nuestras desgracias, sino más bien, nos ayuda inspirando a otros a que nos ayuden.
Hay un libro que se titula: Cuando cosas desagradables suceden a personas buenas. El auto dice: Yo pienso en Aarón y todo lo que su vida me enseño; comprendo cuánto he perdido y cuánto he ganado. El ayer parece menos doloroso, y no tengo temor al mañana.
Cuando dejas de mirar a las dificultades de tu vida como obstáculos y comienzas a verlas como escalones, subirás por encima de tus dificultades y ganarás algo de ellas. Te harán más fuerte y sabio.
Las mentes pequeñas son domadas y sojuzgadas por el infortunio; pero las mentes grandes suben por encima de ellas.
Proverbios 24:16
Porque siete veces cae el justo,
y vuelve a levantarse.

GOTAS DE VALOR: ¿Quién lleva tus cargas?

¿Quién lleva tus cargas? 
 Gota: Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. Mateo 11:29, 30
 Uno de los pasajes que describe de una forma muy completa y especial al Señor Jesús es este, allí Él se describe a sí mismo como  "manso y humilde de corazón" (Mat. 11:29); el ejemplo que debemos aprender.
 Al cansado, Él da descanso y también a todo aquel que se someta a Él. En nuestro Señor Jesucristo no solamente hayamos a un Salvador, sino también a uno que lleva la carga. Él nos ayuda a llevar todas nuestras cargas, incluida la carga de la obediencia.
 Recordemos esto siempre: Nuestro amado Señor nunca nos dará una carga demasiado pesada de llevar. Su yugo no tiene nada que ver con las exigencias de la ley ni con las obras humanas. Más bien pertenece a la obediencia del cristiano a Dios, y Él quiere hacerla una experiencia alegre y feliz.
 Valor: Demos gracias a Dios Padre y a su Hijo Jesucristo, alguien tan misericordioso que lleva nuestras cargas
Dios le bendiga
Pastor Tovar