Jesús sabía la importancia de un papá en la vida y por eso comparte con sus discípulos esas palabras: “Yo soy la vid verdadera y mi padre es el labrador”Juan 15:5.
Un padre significa protección, provisión y fuerza en la familia. La disciplina de un padre es especial es por eso que cuando los hijos crecen sin la figura de un padre en sus vidas de ahí surgen la mayoría de los problemas de drogas, mala conducta, vicios, carácter, rebeldía.
La vid es una planta prolífica: una sola vid produce muchas uvas. En el antiguo testamento, las uvas simbolizaban la capacidad de Israel de llevar fruto haciendo la obra de Dios en la tierra. En la comida de pascua, el fruto de la vid simbolizaba la bondad de Dios para con su pueblo.
En este pasaje Jesús explica que Él es la vid y Dios es el labrador que cuida de los pámpanos para lograr que produzcan fruto. Los pámpanos son todos los que se declaran seguidores de Cristo. Los pámpanos fructíferos son los verdaderos creyentes que mediante su unión viva con Cristo llevan mucho fruto.
Los improductivos serán cortados y echados fuera, porque ser improductivo es como estar muerto. Así también, Jesús enseña que Dios a todo aquel que lleve fruto lo limpiará para que de más fruto, y esto se refiere a que al creyente Dios lo limpia, lo purifica para que de aún más frutos, y esta limpieza se refiere a la disciplina de un Padre a sus hijos.
Un dato importante en este pasaje es entender que Dios sólo limpia (disciplina) a los pámpanos (creyentes) que dan frutos, convirtiéndose en nuestro Padre, y así, aunque muchas veces no es gustoso ser disciplinado, podremos sentirnos orgullosos sabiendo que Dios sólo disciplina a sus hijos.
Cuando el Padre celestial nos limpia saca de nosotros la falta de perdón, el rencor, el odio, cambia nuestro carácter, para hacernos crecer. Por esto, sin el consejo de un padre no puedes hacer nada y es el padre que está en los cielos nuestra máxima autoridad.
El secreto para alcanzar el éxito es mantenerse pegado a la vid que es Jesús y sujetarse a la disciplina del Padre. Cuando comienzas a ver y a obedecer a Dios como un padre, lo amas y gozas de su protección. Él tiene lo mejor preparado para ti y te lo quiere dar pero para poder recibirlo debes permanecer en su palabra.
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