jueves, 5 de febrero de 2015

Una nota para mis cercanos...‏

¿Dónde vamos?

Veo noticias sobre eventos aparentemente aislados en Venezuela y me pregunto ¿Será que el equivocado soy yo? Cuesta entender que hayamos sido domesticados al punto de perder la dignidad y el amor propio…o será que ¿Nunca tuvimos tales virtudes? Recuerdo aquella frase de Juan Germán Roscio “peor que todas las armas de nuestros enemigos con que nos han hecho la guerra son las mentes colonizadas" Dicha en sensible fecha, 5 de julio de 1811, al momento de firmar aquella famosa acta de “independencia”.

Me pregunto qué me diría ese Guariqueño si viera que, por cobardía y comodidad, he dado el timón del país al chanchullo y la ignorancia. Si volvieran de sus tumbas ¿Qué podría yo decir a quienes, en otro tiempo, estuvieron dispuestos a sacrificar juventud, abrazar a sus amados, su aparente “nada”, porque sintieron que quedaba algo de bueno por lo que valía la pena dar un paso al frente y decir “basta”?

Amor o miedo:
Hoy estoy convencido de que tener valor requiere amor, pues es el amor lo que mueve el alma a ser atrevida, valiente, digna…por eso está escrito “el amor genuino expulsa al miedo”. Entonces ¿El problema? Falta amar, empezando por amarnos a nosotros mismos, para tener la dignidad de estar erguidos entre quienes viven de rodillas. Amar a otros, empezando por los cercanos, procurando su bien, esforzándome en cuanto hago para que todos estemos mejor, entendiendo que cuando le pongo amor a lo que hago se beneficia el dueño de la empresa, el joven sembrador de lechuga en el huerto y hasta el anciano que vende granos y hortalizas en el mercado. Aún no hemos aprendido que quien lanza el papelito en la calle lo arroja en la de todos, quien ofende a un adversario como si fuera enemigo nos separa a todos…el autismo es contagioso a alta velocidad mientras la armonía requiere paciente y constante trabajo…los atajos terminan siendo peor que la enfermedad.

Hoy, sobre todo, estoy convencido que nuestro peor enemigo, que realmente sedujo a tantos y mantiene cautivados a algunos, es el astuto discurso disfrazado de miel, que ocultaba un profundo odio, el de los resentidos, los que maltratados ayer, se confabularon para consumar su rencorosa venganza. Es indudable que la han consumado…el problema es que la sed del odio es cáncer que no se aplaca hasta matar. Quien cava una tumba para vengarse también cava la suya. Odio que ha incendiado las calles de violencia, desolado campos que solían estar verdes, azotado a quienes -en su opinión- les maltrataron en el pasado, haciendo que el mal sufrido sea poco comparado a la saña con que ellos actúan. Los que en décadas pasadas clamaban ser martirizados hoy muestran ser crueles verdugos…el odio envenena desde el alma hasta la piel. Han impartido la doctrina de que lo privado es perverso mientras han hecho de lo público un desorden y vergüenza, sembrando la desesperanza de civilismo o reconciliación. Los lobos procuran dispersar a la manada pues es su forma de controlar y tomar botín. Su encono rememora la perversidad de Nerón, quemando la ciudad para culpar a sus “enemigos”, pues es común que los malvados eludan su maldad culpando a otros.

A pesar de todo
Sigo leyendo noticias, pero este es un día en el que una esperanza demencial (como escribiera Sábato) se apodera de mí, susurrándome palabras de aliento, bálsamo al alma, no sé si el mundo invisible me habla desde mi ser interior o es el del Espíritu sobre el que todo subsiste, pero sé que ambos están conectados…podemos aprender de lo que está pasando, nuestra naturaleza suele pervertirse en abundancia, pero también puede sorprender con grandeza en la tribulación, dependiendo de si es amor u odio lo que nos mueve. Podemos aprender, humillados, todos, algunos por poco -o nada- haber hecho cuando en el pasado otros fueron maltratados, y otros por su presente inacción ante el venenoso y contagioso odio que se predica desde el poder. Es tiempo de liberarnos del odio que ha colonizado nuestra alma, comenzar a labrar justicia, no la pervertida que emana de instituciones en manos de lobos, sino de la desde el ser individual es capaz de decir “basta” y unirse a otros. Es tiempo de que la dignidad reaparezca en las calles, en las plazas, una voz por aquí…otra más allá. Los grandes cambios suelen empezar en detalles de la cotidianidad, según actuemos valerosamente.

Te invito a meditar:
Si genuinamente piensas que el odio es la solución a la grave situación de Venezuela…o se trata de tener el valor de vivir con dignidad y erguidos, dejando de ser utilitarios de quienes hacen esclavos a cambio de bolsitas, limosnas y falsas libertades. Por lo menos piénsalo. Si la razón está del lado del odio entonces ya no queda país que rescatar.

Estos son los días decisivos en los que el civilismo de la gente que ama al país ilumine o la oscuridad de reyezuelos y nerones se imponga. Por el camino actual vamos a militarismos, históricamente fracasados en todo el planeta, harto demostrado que solo conciben anarquía y sumisión.

Si aprendemos de nuestros errores y con sencillez y humildad comenzamos a reconquistarnos a nosotros mismos y a actuar con rectitud en justicia y amor…podemos, poco a poco, sacar este barco de las aguas en la que se encuentra encallada.

 JOSE GIL.-

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