martes, 22 de mayo de 2012

Ejerciendo Soberanía.‏


Después de la segunda guerra mundial las potencias occidentales, Estados Unidos, Inglaterra, Francia y otros aliados menores, se encargaron de organizar y establecer organismos internacionales estratégicos que se ocuparon de controlar al mundo en aspectos políticos, sociales, económicos y militares, esto a partir de la puesta en marcha de organismos y programas multilaterales fundamentados en la dictadura del sistema capitalista y de la hegemonía transnacional.
A partir de 1948 nacen la ONU, OEA, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional y otros parapetos políticos y burocráticos, financiados, dirigidas y operadas desde Washintong para proteger los intereses de las grandes potencias en detrimento de las economías y países pobres del planeta
Pero no es hasta 1969 cuando es creada la Comisión Interamericana de Derechos Humanos con cede en Washintong y la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, fundada en 1987 con cede en San José, Costa Rica, las cuales constituyen aparatos políticos deliberantes sesgados, inicuos e inoperantes, alejados de su deber ser y de su condición de ente jurídico y político con responsabilidades éticas, morales y jurídicas para promulgar la protección de los Derechos Humanos
Como preámbulo podemos decir que estas dos instituciones continentales relacionadas con los derechos humanos, se han encargado de difundir y sembrar como verdad jurídica, que solo el estado y sus funcionarios son violadores de los derechos humanos, que empresas, empresarios, ciudadanos comunes y otros órganos privados no incurren nunca en violación a los derechos humanos personales y/o grupales.
Este planteamiento jurídico absurdo sirve de base para que empresas industriales transnacionales, dedicadas a la explotación de recursos y elementos de consumo relacionados con la afectación de la biodiversidad y un ambiente sano y puro libre de contaminación, puedan dedicarse libremente a actividades ilícitas y prohibidas amparadas en el supuesto derecho de la libre explotación de las actividades industriales.
No podemos omitir que tanto la Comisión como la Corte Interamericana de Derechos Humanos, se han comportado absolutamente complacientes y tolerantes en casos de violaciones a los derechos humanos, así como a acciones y actos de lesa humanidad, cometidos por esbirros gobernantes sumisos al poder imperial.
De manera que consideramos oportuno el ejercicio de soberanía nacional que propicie la salida de nuestra nación de estos dos órganos internacionales, porque constituyen trincheras políticas sesgadas al servicio imperial, además porqué los derechos humanos están consagrados en la Constitución Nacional de 1999 y en otros pactos, acuerdos y convenciones internacionales como la OEA y la ONU.

Algimiro Añez

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