miércoles, 29 de enero de 2014

Zamuros, togas y birretes

Por: Joserangel Aleman Sangronis

En nuestra época las graduaciones constituyen actos muy emotivos donde se desbordan alegrías, risas, y lágrimas. Todo muy bien justificado, pues implica entre otras cosas, la consolidación de procesos de aprendizaje y preparación para afrontar mejor la vida (al menos en la mayoría de los casos), luego de inmensos sacrificios de tiempo y esfuerzos propios, de parientes, hijas/os y paremos de contar.

Chévere. Ahora, con la perspectiva crítica que nos ayuda a respirar en estos tiempos de contradicciones, a medida que más profundizamos y reflexionamos respecto a los protocolos que caracterizan estos actos, puntualmente en cuanto a la vestimenta, cada vez menos entendemos la cosa de los disfraces a los que se obliga a la gente a usar, a según, para que sean dignos del acto académico.

En nuestro caso venezolano, dado el empeño colectivo que asumimos de construir una conciencia revolucionaria, nos preguntamos con mucha franqueza ¿qué carajo tiene que ver la dignidad, la ciencia, el saber, nuestra forma de vivir, con que nos disfracemos de zamuros al graduarnos? Estoy seguro que nada; todo lo contrario, en pleno siglo XXI conservamos estos símbolos del coloniaje impuesto desde hace más de 500 años. Pero no solo los conservamos, hemos presenciado con estos ojitos y sentidos, incluso autoridades ministeriales y de universidades “pro-chavistas”, defender desgarradoramente la bata negra, el birrete, la estola y los guindalejos que suelen usarse, argumentando que “ahora el pueblo tiene derecho a ponerse la toga”, citando textualmente una vice-rectora de una universidad creada por este proceso y un vice-ministro que ya salió.

La verdad verdadera es que esos atuendos vienen de la universidad euro centrista occidental, de la cual lamentablemente, es copia chimba aún la universidad venezolana. Cuando los franceses inventaron las togas como traje académico, las hicieron de cuero y telas gruesas que les ayudaban a protegerse del frío, por lo que es perfectamente entendible que en Europa tuviesen muchísima utilidad.

Pero ¿qué utilidad tiene esta vestimenta en nuestro amado y cálido trópico? ¿Por qué disfrazarnos de europeos o zamuros para graduarnos? Necesitamos descolonizar nuestras conciencias, nuestra cultura y levantar una simbología acorde con nuestra forma de vivir. Imaginémonos por un rato andar con la bata negra como unos zamuros en pleno medio día en Coro con el sol bien templao, o en Maracaibo con más de 38 grados, o en Ciudad Bolívar o metiéndonos en el metro en Caracas en una hora pico cuando no quepa un alfiler. Como que no pega la cosa.

Otra verdad verdadera es que esto no tiene que ver únicamente con “desgarrarse el alma por la academia”; no. Detrás de todo como es costumbre en nuestra sociedad capitalista, este protocolo “académico” se convirtió en tremendo negoción con los conocidos “paquetes de grado”, que se ven obligados los graduandos a pagar. Estamos enrumbados a una revolución y por lo tanto obligados a revisar cada rincón de la vida. Indaguemos, investiguemos, denunciemos ¿Quiénes se benefician en cada universidad en las graduaciones por disfrazar la gente de zamuros? En la próxima entrega vamos con más debate y las propuestas. Por allí nos vemos.
 
Joserangel Alemán Sangronis



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JOSERANGEL ALEMÁN SANGRONIS
Hasta ahora no hemos hecho más que interpretar la realidad, cuando se trata de transformarla. Karl
La naturaleza nos hace desiguales. La sociedad, el estado y la cultura debe equipararnos. Simón
La autorganización es la clave para la comprensión de la vida. Fritjov

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