La aventura de José María Torres, zuliano, de 24 años, mejor conocido en el barrio como Machorro, quedará para la historia. Ayer en la madrugada decidió ir mas allá de los simples robos, porque, José María, se dedica a merodear las casas y lo que vea mal puesto “se le pega”. Pues ayer, trepó el portón de una vivienda en el sector de Valle Frío. Iba con miras de llevarse “la joya de la corona” una bomba de agua demedio caballo, tres blujeans de marca de la cuerda y la batería de un Mazda que estaba de papaya.
A José María lo ayudaba la penumbra. Poca iluminación. No se veían cámaras de vigilancia. Ni un alma cerca de las ventanas. Un absoluto silencio. Así, entonces, pie sobre pie se encaramó, cayó en terreno ajeno como El hombre araña. Caminó sigiloso bajo la cornisa y cuando va por la bomba de agua todo cambia ¡empiezan los problemas!. A pocos pasos dos pares de ojos ardían como brasas, dos canes relamían sus lenguas, respiraban exaltados, lo miraban con lástima, José María quedó helado ante ellos. Roky y Batichica, una pareja de Rotwailer inmensos y aterradores ladraron. José María se orinó del susto. Los canes fueron compasivos. Le dieron chance a correr y subirse al Mazda. ¡Quietos perritos!, decía mientras buscaba su celular analógico, un potecito Nokia desde donde marcó el 911, llamó a la policía para que lo fueran a rescatar con una presentación que causó carcajadas en la operadora: “señorita, soy José María, el ladrón, me llaman “Machorro” y llamo pa’ que me salven que dos perros del diablo me van a comer”. “Si, bueno no, yo no soy el dueño de la casa, yo soy el ladrón, Machorro, hace dos meses me metieron preso porque me robé dos materos, se acuerda?, pero, vengan que estos perros me miran muy feo, uyuyuiii!. Thom Cruz
VINO A MATAR, A ROBAR Y A DESTRUIR.-
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