OSCAR D’LEÓN: 42 AÑOS CONQUISTANDO EL MUNDO CON SU VOZ Y SU OPTIMISMO
Para la Orquesta Sinfónica de
Venezuela (OSV) fue un gran momento para unir talentos y subir al escenario de
Fitven 2013 en la hermosa ciudad de Mérida junto a Oscar D’León, cantante y
bajista, que ha llenado los corazones de los venezolanos con su música y sobre
todo con una actitud única, una gran sonrisa y un positivismo que contagia,
sobreponiéndose a la adversidad. Es ejemplo a seguir para todos. Este año, la
experiencia de estar juntos se repite, pues Oscar D’León regresa junto a la OSV
el próximo 28 de enero a las 7 p.m. en la ciudad de Maracaibo, cuando celebren
una gala musical honrando el reconocimiento Guinnes al Relámpago del Catatumbo,
en el Día de la Zulianidad, junto a Vocal Song, Huáscar Barradas y Rincón
Morales. El Gran Sonero del Mundo sigue marcando las pautas de
nuestra historia musical, energía le sobra.
Evelyn Navas
Abdulkadir. Prensa Orquesta Sinfónica de Venezuela. Un accidente
doméstico con la consecuente pérdida de la visión en su ojo izquierdo, no
amilanó la inquebrantable voluntad de un hombre que se hizo a sí mismo a pulso.
Caraqueño de origen, Oscar Emilio León Simoza, mejor conocido como Oscar D’León
es músico autodidacta, que eligió el bajo como su instrumento y pulió su
hermosa voz para cantar un género exigente: la salsa.
Su éxito en América Latina y todos
los países de El Caribe junto a su orquesta La Dimensión Latina, le merecieron ser
conocido como El Faraón de la Salsa y también como El Sonero del Mundo, cuando
conquistó Europa, Asia, Estados Unidos y muchas latitudes, donde impuso sus
temas hoy por hoy considerados clásicos.
Oscar D’León proviene de una populosa
parroquia de Caracas, Antímano y desde muy pequeño se interesó por la música
caribeña. De sus inicios en el canto recuerda que: “eran dudosos, no tenía
forma de saber que sería cantante. Me atrajo el bajo porque es un instrumento
líder en cualquier agrupación, pero nunca tuve formación académica. Aprendí a
tocar de forma empírica oyendo los temas de la Sonora Matancera, tratando de
imitarlos. Fue una gran emoción para mí tener un bajo en mis manos, la primera
vez que lo toqué, ni siquiera sabía que tono estaba tocando. Con el tiempo me
fui amoldando, me acompañaba en cualquier tema”, nos cuenta el artista. Sin
embargo hoy, no toca su bajo cuando está en el escenario: “Hoy manejo la
orquesta y eso me complica las cosas”.
De esos inicios recuerda que
escuchaba los temas del Trío Matamoros, la Sonora Matancera y la Billo’s
Caracas Boys, así como a Benny Moré, Celia Cruz, Tito Rodríguez
y Willie Colón. Su carrera musical se inició cuando tenía 28 años, llegó a
desempeñarse como mecánico, taxista y hasta culminó la carrera de topógrafo,
que nunca llegó a ejercer. Mientras tanto, incursionó en varias agrupaciones
musicales. Destacó por ser un gran bajista y llegó a ser cantante cuando el
destino le brindó una oportunidad que no pasó por alto: tenía la posición de
bajista con una agrupación que tocaba en la cervecería La Distinción, en
la que inicialmente sólo cantaba en los coros, sin embargo, ante la ausencia
del cantante principal del grupo antes de una presentación, manifestó su
interés para cubrir esa vacante y es así como se inicia como la voz principal
de la banda.
En 1972 Oscar
D’León crea La Dimensión Latina, junto al percusionista Elio Pacheco, José
Rodríguez, el trombonista César "Albóndiga" Monges, el pianista
Enrique "Culebra" Iriarte (que sería sustituido luego por Nano Ladera,
Tony Monserrat y Jesús Narváez) y José Antonio Rojas. Se estrenan el 15 de
marzo de ese año en un ensayo en casa de Iriarte en La Guaira y debutan luego
en La Distinción. Graban el primer disco y logran el éxito con el
tema Pensando en ti. Dos años después se une el bolerista
Wladimir Lozano, comenzando una relación muy exitosa con Oscar D’León, ya que
como dupla logran imponer temas como Que bailen tós, La
Piragua, y el primer éxito internacional Llorarás, compuesto
por el mismo Oscar D’León, así como también, La Vela, Divina
Niña, Taboga, Juancito Trucupey, El frutero, Parampampam y Dolor
cobarde. Los arreglos musicales de la orquesta siempre fueron de Monges y
Oscar D'León.
“Al fundar la
Dimensión Latina y ver cómo conquistamos el éxito en poco tiempo, supe que me
dedicaría a la música a tiempo completo. Sabía que mi camino iba a cambiar y no
me equivoqué y aquí estamos”, relata Oscar D’León, quien nos dice que su papá
tenía reservas al principio: “Aún así me apoyaron porque vieron en mi la felicidad
que afloraba todo el tiempo, la inquietud y el deseo existía. El dinero comenzó
a llegar, producto del éxito y la familia mejoró también”.
La música: la
prioridad que brinda felicidad
Oscar D’León no
cree en la suerte sino en el trabajo y en la responsabilidad. El éxito viene de
ser constante con su profesión: “No elegí la Salsa como género, es cuestión de
gusto. Hoy disfruto de cualquier género con aprecio y un gusto total. La fama y
el éxito vienen de ser acucioso con la profesión, de pensar en ella como la
prioridad, de atenderla y quererla como lo más importante de la vida. Para mí,
mi Orquesta es mi primera familia y mi música es lo más importante porque me da
felicidad”.
Oscar D’León es
compositor desde muy joven: “Escribía desde antes de la Dimensión Latina, pero
hice sonar mis temas con ella y así me catapulté. Hoy me inspiro en cualquier
motivo favorable para escribir una canción. Mi forma de componer es ésta:
primero tarareo y después visto ese maniquí con letra. En muchas ocasiones me
llega la musa y cómo no tengo un grabador conmigo, se pierde parte del proceso.
Para mí es fácil componer porque he sido dotado con un don de la naturaleza:
captar la música y saber qué es bueno o no, qué va a ser un éxito o no”, nos
cuenta.
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